El glaucoma crónico de ángulo abierto es una frecuente neuropatía óptica multifactorial, de causa aún no aclarada que se encuentra relacionada con muchos factores de riesgo, entre los que se cuenta a la presión intraocular como el más importante y controlable y que se caracteriza por una pérdida característica del campo visual precedida por una importante alteración de la sensibilidad al contraste. EL compromiso de la agudeza visual central puede ser tardío.
También se relaciona con la edad, aumentando su frecuencia con el paso de los años, así se cree que a los 55 años el 4% de la población puede tenerle, a los 65 el 8% y después de los 75 hasta un 16% de los seres humanos pueden presentar algún grado de daño por glaucoma.
Se conoce desde la más remota antigüedad ya que fue nombrado por el célebre médico Hipócrates, también se le llama “el ladrón en la oscuridad” debido a que el paciente no se da cuenta de que lo tiene, hasta que ya le ha quitado concéntricamente gran parte de su campo visual, como si mirara por entre un tubo, pues la reserva funcional de la retina es tan grande, que se puede perder mas de un 40% de las células ganglionares de la misma sin que aparezcan defectos demostrables en el campo visual.
Tiene tendencia a ser una enfermedad familiar y se manifiesta en las mayoría de casos en personas de más de 35 años, pero también puede ser congénito.
Hay ciertos grupos de personas con una mayor predisposición a padecerlo y a su mayor severidad:
Los de raza negra o mestiza, los mayores de 50 años, los que tengan familiares con glaucoma, los pacientes migrañosos, hipertensos o diabéticos, los miopes, los que tengan una anomalía ocular de riesgo tipo “ángulos estrechos” y los hipertensos oculares.
Se conoce desde la más remota antigüedad ya que fue nombrado por el célebre médico Hipócrates, también se le llama “el ladrón en la oscuridad” debido a que el paciente no se da cuenta de que lo tiene, hasta que ya le ha quitado concéntricamente gran parte de su campo visual, como si mirara por entre un tubo, pues la reserva funcional de la retina es tan grande, que se puede perder mas de un 40% de las células ganglionares de la misma sin que aparezcan defectos demostrables en el campo visual.
Tiene tendencia a ser una enfermedad familiar y se manifiesta en las mayoría de casos en personas de más de 35 años, pero también puede ser congénito.
Hay ciertos grupos de personas con una mayor predisposición a padecerlo y a su mayor severidad:
Los de raza negra o mestiza, los mayores de 50 años, los que tengan familiares con glaucoma, los pacientes migrañosos, hipertensos o diabéticos, los miopes, los que tengan una anomalía ocular de riesgo tipo “ángulos estrechos” y los hipertensos oculares.
